sin titulo. temporada devaluada: alan de gran hermano & el hermano grande y panzon de mariano martinez son lo mas parecido a una celebridad que avisto a lo largo del viaje (salvo que consideren como tal al playboy catolico ratazzi, presi de la fiat y habitue de las playas del este). lele tiene mejor suerte: divisa al coco basile en plena ronda de cafe (o era de scotch?), en un bar centrico.
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apostillas del adios: 1) freno a contemplar el mar y revuelvo las ideas redundantes de la condicion humana. existo, luego pienso. 2) con la mini lele, trotamos la vuelta a la punta: dignos 45 minutos para casi 6 km. los sentidos agradecen, aqui no hay cansancio posible. 3) sucumbo a la tentacion flogger frente a los dedos, la escultura de la discordia: original, si, pero perturbadora en sus posibles interpretaciones literales. manotazo de enterrado (vivo) o un gigante que asoma desde las profundidades de la tierra?
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el micro a colonia atraviesa campos de vacas flacas, castigados por la sequia. en piriapolis, el encanto decadente del argentino hotel me transporta a whisky, pelicula triste y deliciosa que lo tuvo entre sus escenarios. adquiero provisiones en la parada tecnica: obleas bridge y chocolatada de la cooperativa de lecheros (conaprole).
cruzamos canelones, atlantida, san jose. en cada pueblo, la misma postal: viejitos sentados en la puerta de sus casas, bebiendo aire en compañia del silencio. son, como el viajero, observadores agudos del mundo. solo que ellos no se mueven para mirar, sino que miran lo que se mueve delante (y dentro) suyo.
que lugar tan loco que es punta del este. con estos relatos cayó en mi cabeza ese pensamiento. Fue mi lugar de veraneo durante mi infancia pero cuando deje de ser un niño perdi las ganas de volver. y este relato refuerza mi negativa a pisar las playas de este famoso y careta balneario.
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