sin titulo.
antes del cristo digital, la foto era un arte que solo ejercian dignamente quienes vivian de el.
hoy, aquella frontera entre profesionales y aficionados aparece difusa. tecnica mediante, el mas eficaz metodo de aprendizaje -el de ensayo y error- permite que cualquier hijodevecino, con algo de pulso y un minimo sentido de la estetica, pueda capturar imagenes acordes a los criterios basicos de composicion fotografica.
como en el salto de la maquina de escribir al procesador de texto informatico, las claves del cambio pasan por la emergencia de la funcion borrar y por el quiebre de los limites en la capacidad de almacenamiento. avances que, por cierto, tambien han engendrado criaturas abominables, como los floggers (entre los que me incluyo).
lo antedicho, sumado a la evolucion vertiginosa de las camaras de bolsillo -resolucion, contraste, multiplicidad de funciones, etc- y a ciertos factores culturales de epoca (sobre los que no ahondaremos aqui), redunda en una saludable mejoria en el nivel de los albumes domesticos, circulen estos en soporte virtual o impreso. y deja en cruda evidencia el caracter impublicable de la mayoria de nuestras fotos tomadas en la era del rollo y el revelado.
a lo que voy: revisando el caotico archivo fotografico familiar en busca de imagenes para ilustrar las entradas alusivas a los viajes de la infancia, me cuesta encontrar alguna que merezca exhibirse. son, en general, malisimas. o geniales, si se las mira con la lupa de lo bizarro: cabezas cortadas, fondos incomprensibles, protagonistas desenfocados, inoportunas sombras y otros tantos vicios convierten a estos rectangulos de papel brilloso en recuerdos tan imperfectos como simpaticos.
me ven arriba, junto a mi hermana, en la playa de itapema (santa catarina), reeditando la costumbre de estampar la arena con garabatos condenados a la fugacidad. aparte de esta, me gusta una de las treintitantas fotos que sacamos alli: esa en la que poso luciendo mi remera de las cervezas brasileñas. la leyenda "bebo todas, nao importa a marca" ilustra un deseo mas que un habito: mi sangre, entonces, todavia conservaba su virginidad etilica.
la memoria de las vacaciones en ilheus, apenas dos años antes, invita a la comparacion odiosa: las playas australes no son las del norte; el resort que nos alberga carece del lujo de aquel y 10 dias consecutivos de lluvia bastan para persuadirnos de que no habra segunda visita a este rincon (aun asi) encantador del sur de brasil.
un dato arbitrario e irrelevante se resiste, sin embargo, a besar el olvido. mi habitacion era la numero dos-tres-meia.
asi, "meia" (por meia duzia, media docena) llaman ellos al seis.
18.2.09
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una remera visionaria la tuya... groso
ResponderEliminarRecuerdo en el año 2001 en la sima de Pest (o buda) junto al monumento que conmemora la salida del comunismo, se nos acercó un chino a pedir le saquemos una foto junto al monumento.
ResponderEliminarYa cagado de frío, cansado y con ganas de irme saqué la foto al chino y detrás de él apenas se percibía los pies de dicha estatua.
unos segundos más tarde apenas nos dimos vuelta para empezar la bajada, el chino me llama nuevamente, me muestra en su cámara digital que no se veía el monumento y `pidió que saque la foto nuevamente. Nosotros teníamos cámaras con rollo, sin zoom y apenas un flash. Creo que fue mi primera vez con una digital y mi último viaje con cámara analógica