9.2.09

escapada 2, dia 3

sin titulo.

lejos del paisaje bucolico de las sierras, el viaje de vuelta nos deposita en el viejo camino real, la aorta del sur del gebea. le erramos a la ruta señalada y el azar nos deposita ahi donde expira yrigoyen, ex pavon: esa avenida eterna que nace en el puente pueyrredon y cuenta hasta el 31 mil y pico en san vicente.

la atravesamos de punta a punta, con mirada de forasteros.

fuera de programa, el improvisado tour por yrigoyen nos sumerge en un baño de (con)urbanidad siempre bienvenido en el afan de curarnos del etnocentrismo porteño. y nos devela una geografia fascinante y caotica: un mundo al que tememos en cada semaforo rojo y del cual, acaso justamente por eso, nos burlamos frente a los carteles de las bailantas de glew o las consignas electorales de siempre impregnadas en los muros de turdera.

dicen que combi, "docunovela" de angela pradelli, registra con alta fidelidad el pulso cotidiano de la avenida. quizas la lea cuando su editorial corrija el delirante precio de $ 54 al que se vende en librerias. mientras, reproduzco un minimo fragmento googleado:

-¿Fue un choque? –preguntó Megumí.

-Ojalá no haya sido un suicidio como la otra vez –dijo Pina-. El año pasado hubo cuatro suicidios en este mismo lugar.

-¿Y por qué eligen este lugar? –preguntó Leyla.

-Para mí que es por la curva –dijo Pina-. Cruzan por Antártida sin ver a los autos que vienen por Hipólito Yrigoyen. Toman valor y cruzan. Si seguimos así entre los suicidas y los piqueteros no vamos a poder andar por la calle.

-Qué poco originales –dijo Nino-. Por ser lo último que hacen en la vida podrían por lo menos esforzarse un poco en ser creativos y buscar lugares nuevos para matarse.

-No diga eso –dijo Pina.

-Es la verdad –dijo Nino-. Los que vienen a matarse acá no sólo son poco originales, sino que además son vagos.

-No hable así –le dijo Megumí.

-Sí, vagos –siguió Nino Corley-. Esta curva es un peligro y no hay que hacer ningún esfuerzo por matarse. Los autos pasan a toda velocidad por acá y lo más fácil del mundo es morirse al intentar cruzarla. La verdad es que, teniendo en cuenta que es lo último que hacen, insisto, los suicidas podrían hacer un esfuerzo.

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